Uno de cada tres hombres hipertensos padece disfunción eréctil. La hipertensión es una enfermedad crónica en la cual la presión de la sangre hacia las paredes de las arterias, es demasiado alta. Los factores de riesgo para la hipertensión son bien conocidos, además de la genética, están el consumo excesivo de sal (sodio), la edad, el tabaquismo, el sedentarismo y otras enfermedades crónicas asociadas como obesidad, las dislipidemias (niveles muy altos de colesterol o grasas en sangre) y diabetes. Exactamente, ¿qué porcentaje de personas padecen hipertensión en México y cómo afecta su vida sexual? Los números son altos y lo peor de todo, es que muchos mexicanos desconocen su diagnóstico.
La presión arterial se eleva por la estrechez de las arterias. Cuanta más sangre bombea el corazón y más estrechas son las arterias, más alta será la presión arterial.
Aun sin ser médicos, la mayoría de las personas identificamos esos dos numeritos: 120/80 mm Hg (milímetros de mercurio). Estas dos cifras significan presión sistólica y diastólica.
El aumento en esas cifras es lo que se conoce como Hipertensión.
En personas que no están tomando medicamentos para la presión y que no padecen ninguna enfermedad, los números normales serían: 120/80 mm Hg -o menos- en la mayoría de las veces que se toma la presión.
Se considera presión alta o hipertensión cuando uno o ambos números rebasan 130/80 mm Hg la mayoría de las veces, es decir, cuando la presión sistólica es mayor o igual a 140 mmHg y la diastólica, mayor o igual a 90 mmHg.
Una persona con problemas cardíacos o renales, con diabétes o un accidente cerebrovascular, es preferible que mantenga su presión arterial por debajo del rango de una persona que no padece ninguna enfermedad.
La presión arterial alta, la mayoría de las veces, no responde a una causa en particular. Esto se denomina hipertensión esencial. Pero existe un tipo de hipertensión causada por otra afección o por la toma de algunos medicamentos, a ésta se le denomina hipertensión secundaria. Las causas de ésta pueden ser:
En 2016, el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) llevó a cabo una investigación llamada “Hipertensión arterial en adultos mexicanos: prevalencia, diagnóstico y tipo de tratamiento. ENSANUT MC (Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino) 2016”.
Estos son algunos de los datos arrojados por dicha investigación:
Se calcula que la hipertensión arterial afecta a 29.1% de los adultos en Latinoamérica. Según el Instituto Nacional de Salud Pública, en 2010, 40% de adultos en el mundo fue diagnosticado con hipertensión arterial; en 2012, 31.5% de mexicanos de 20 años o más recibió este diagnóstico.
La misma Institución estima que en México, hay 450 mil nuevos casos de hipertensión -diagnosticados- al año; y este número puede ser dos veces mayor considerando que más del 47% de las personas hipertensas, desconoce su condición.
Sumado a la presión arterial alta, existen muchos otros problemas de salud que pueden ser causa o agravar la hipertensión. Hablamos de factores como sobrepeso u obesidad, cuya prevalencia de hipertensión es de 64.2 y 126.5%, respectivamente que personas con un índice de masa corporal normal.
Sobra decir las consecuencias en la salud que trae la hipertensión no controlada: desde cardiopatías graves -que culminan en infarto- accidente cerebrovascular, enfermedad renal y especialmente en los hombres, disfunción eréctil y otras afectaciones a la vida sexual.
La hipertensión es una de las principales causas de muerte prematura en todo el mundo. Más de la mitad de las personas hipertensas no son tratadas por diversas razones, la principal, es que desconocen que su presión es demasiado elevada, por ser muchas veces una enfermedad asintomática. Pero hay algunos indicadores que sí nos pueden dar una pista, además de las mediciones regulares.
La disfunción eréctil puede ser un aviso de que existe un problema de salud, y las más de las veces, esos problemas son de origen vascular.
Hemos hablado en infinidad de artículos sobre las causas y las enfermedades asociadas a la disfunción eréctil. La hipertensión es una de las principales.
La razón es muy simple: a la larga, la presión arterial alta daña el endotelio vascular (capa de células qué cubren por dentro los vasos sanguíneos) y hace que las arterias se endurezcan y estrechen, esto es lo que conocemos como ateroesclerosis.
La ateroesclerosis reduce el flujo sanguíneo a todos los órganos incluido el pene. ¿El resultado? Problemas de erección.
La disfunción eréctil es la más común de las patologías sexuales masculinas. 90% de los casos, se debe a razones fisiológicas y de éstos, 60% son de origen vascular.
La hipertensión es un problema de salud que, una vez diagnosticado, debe poder controlarse con ayuda de medicamentos, una dieta adecuada, ejercicio moderado y vigilancia médica constante.
La lógica nos dice que, al tener la presión alta bajo control, los problemas sexuales originados por la hipertensión y sus complicaciones, deberían desaparecer casi de forma paralela.
Bueno, en realidad no es así de fácil, ya que muchos de los medicamentos para tratar la hipertensión, producen baja de la libido o disfunción eréctil.
En primer lugar, están los llamados diuréticos tiazídicos. Las personas con hipertensión tienden a retener líquidos. Esta es la razón por la que se recetan diuréticos. Este tipo de activos impiden la absorción de sodio (sales) y cloro, pero sobre todo, ralentizan el flujo de la sangre que va al pene, lo cual puede dificultar o impedir la erección. También es muy probable que, al orinar constantemente, se pierdan grandes cantidades de potasio y zinc, éste último, indispensable para la producción de testosterona.
Los betabloquedores. Suelen recetarse después un infarto al miocardio y para controlar arritmias cardiacas -también consecuencia de la hipertensión-. Básicamente reducen la presión en el corazón y los vasos sanguíneos. Especialmente los betabloquedores de antigua generación (Propranolol), tienen un efecto negativo en la capacidad de erección.
La disfunción eréctil causada por este tipo de medicamentos, puede deberse no sólo a los efectos secundarios propios del químico, sino a las dosis que se ingieren. Pero, como siempre advertimos, bajo ninguna circunstancia debe abandonarse el tratamiento por cuenta propia, con riesgo de poner en peligro la vida. Es necesario consultar al médico acerca de esto para que él pueda, ya sea ajustar la dosis o bien, recetar otro fármaco con menos injerencia sobre la función sexual.
La buena noticia, es que también existen alternativas de medicamentos para la hipertensión que no tienen efectos secundarios negativos sobre la función sexual o en todo caso, son muy leves. Entre éstos se encuentran:
Los betabloqueadores de tercera generación. A diferencia de los betabloqueadores “antiguos”, éstos, que son más modernos, optimizan la vasodilatación en el endotelio, relajando las paredes de las arterias a través del óxido nítrico (indispensable para favorecer el paso de sangre al pene).
Inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (ECA). Este tipo de solución es de las más recomendadas a pacientes con insuficiencia cardiaca, ya que si el corazón no está bombeando sangre como debería, es necesario reducir la presión arterial dilatando los vasos sanguíneos. Se llaman inhibidores de la enzima porque bloquen los efectos de la proteína que estrecha los conductos sanguíneos; también contribuyen a que el cuerpo deseche líquidos (agua y sal), lo que disminuye la hinchazón y desde luego, la presión arterial.
Bloqueadores de los canales de calcio. Evitan que el calcio se adhiera a las células del corazón y a las paredes de las arterias; al mismo tiempo, relajan los vasos sanguíneos.
Antagonistas del receptor de la angiotensina II. La angiotensina es un químico que se encuentra de manera natural en nuestro organismo y puede endurecer o estrechar los vasos sanguíneos, lo que incrementa la presión arterial. Como su nombre lo indica, los antagonistas del receptor de la angiotensina II, bloquean el efecto de esta última, permitiendo la dilatación de los vasos sanguíneos y con ello, un mejor flujo de sangre al corazón y los demás órganos.
Existen otros medicamentos para la hipertensión de uso no tan común, pero que pueden funcionar para algunos pacientes.
Los medicamentos orales -vasodilatadores- específicos para la disfunción eréctil son el Sildenafilo (Viagra), Tadalafil, Vardenafilo o Lodenafil, todos ellos activos que favorecen la producción de óxido nítrico, encargado de relajar los músculos en los cuerpos cavernosos, lo que permite una adecuada circulación de la sangre que llega al pene. Sin embargo, estos fármacos son de uso muy delicado. Las pastillas para tratar la disfunción eréctil funcionan siempre y cuando se administren en las dosis correctas y a partir del diagnóstico que determine un médico, tomando en cuenta las características, historia clínica, estilo de vida y necesidades de cada paciente. Los efectos secundarios pueden ser fuertes: mareos, dolor de cabeza, visión borrosa, diarrea, enrojecimiento de la piel o desmayos, entre otros; tal vez sean tolerables para algunas personas, pero para otras, no tanto.
Los vasodilatadores orales (pastillas) para la disfunción eréctil pueden ser muy peligrosos para algunos pacientes. Se ha informado de casos de ataque cardíaco, accidente cerebrovascular, latidos cardíacos irregulares, hemorragia cerebral o pulmonar, hipertensión arterial y hasta muerte súbita en hombres que tomaron sildenafil, la mayoría de ellos padecían problemas cardíacos previos a la toma de la sustancia.
De cualquier forma, es indispensable que sea un médico experto quien los recete e indique cómo tomarlos de acuerdo al estado general del paciente.
Según los expertos en disfunciones sexuales de Boston Medical Group México, la hipertensión puede afectar el nivel de satisfacción sexual de una persona, ya sea por las complicaciones físicas o el temor a que la actividad sexual ponga en riesgo la salud.
Si eres hipertenso y además, tienes problemas de erección, consulta a los expertos en salud sexual masculina de Boston Medical Group México. Ellos te darán alternativas para que puedas mantener controlada la presión arterial sin afectar tu vida sexual.