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Sexo anal: enfermedades que puede causar y consejos para practicarlo con seguridad

El sexo anal no está reservado sólo para hombres homosexuales y bisexuales. Existe un alto porcentaje de mujeres que lo practican y lo disfrutan. Sin embargo, siempre es conveniente tomar en cuenta algunos aspectos de higiene y salud para llevarlo a cabo de forma segura. El ano es una zona con muchas terminaciones nerviosas y propensa a desgarros; además, es vía de fácil contagio de enfermedades de transmisión sexual. Es por eso que en el artículo de hoy te damos información acerca de las enfermedades que puede causar el sexo anal y consejos para practicarlo con seguridad. ¿Nos acompañas?

El sexo anal

El sexo anal no es ninguna moda nueva. Ya se practicaba en la antigua Grecia, donde al varón le era concedido el nivel de superioridad incluso en las relaciones sexuales. Así, el hombre tomaba a la mujer por detrás, adoptando ella una posición de sumisión. 

En Roma, el sexo anal no era permitido entre ciudadanos “iguales” varones. Sin embargo, no había impedimento alguno para hacerlo con un esclavo o esclava.

Al parecer, en la América precolombina también eran afectos a esta forma de penetración. Se han encontrado esculturas de figuras humanas en posiciones sexuales frontales (cara a cara), orales y anales. 

Hoy en día, aunque todavía hay muchos tabúes al respecto, el sexo “por detrás” es una actividad sexual muy extendida. Existen algunas publicaciones que indican algunas cifras interesantes: cerca del 40 % de las parejas heterosexuales lo han intentado al menos una vez, entre el 10 y el 20% de éstas, lo practican con regularidad. En algunos países de Latinoamérica se calcula que alrededor del 20% de las mujeres y el 24 % de los hombres, lo realizan con frecuencia, siendo la tercera práctica más común después de la penetración vaginal y el sexo oral. Entre las parejas homosexuales de hombres, el porcentaje podría estar entre el 75-85%.

La afición erótica al sexo anal podría deberse a la gran concentración de terminaciones nerviosas que hay en esa zona. Además, el ano y el recto se encuentran muy cerca -y conectados- a otras zonas muy sensibles, como los genitales y los músculos pélvicos, responsables del orgasmo. 

En las mujeres, la penetración por atrás puede estimular el famoso “punto g” y si al mismo tiempo se estimula el clítoris, el orgasmo puede llegar a ser sumamente placentero. En el hombre, la penetración anal masajea la próstata, que rodea la uretra debajo de la vejiga urinaria. El llamado “punto G masculino” se encuentra a unos 4-5 cm de la entrada anal, en la pared que va hacia el ombligo. Las relaciones sexuales por el ano, lo estimulan intensamente.

Para tener claro qué zonas del cuerpo intervienen en esta práctica, vale la pena explicar esta parte de la anatomía humana y sus funciones.

  1. El ano. Es el orificio donde termina el tubo digestivo y por donde se expulsa la materia fecal. Está compuesto por capas de piel -con terminaciones nerviosas que la hacen especialmente sensible- y por el intestino.
  2. El recto. Es la parte final del tubo digestivo y se ubica por encima del ano. La sensibilidad es menor en esta zona.
  3. Esfínter anal. Es un anillo muscular que mantiene cerrado el ano y es controlado por el sistema nervioso autónomo, pero en parte también es posible contraerlo y relajarlo a voluntad al estimularlo. Los músculos de los esfínteres interno y externo controlan la apertura y el cierre del ano. Al ser membranas sensibles formadas por terminaciones nerviosas, pueden producir dolor o placer durante el sexo anal, según la forma en que se practique.

El sexo anal, ¿es seguro?

Esa es una de las preguntas más comunes a los sexólogos. El sexo anal es seguro en la medida que quienes lo practican, tomen las debidas precauciones. Sin embargo, los riesgos de contraer enfermedades o sufrir lesiones, es más alto que en el sexo vaginal u oral, ya que es una zona naturalmente cerrada y se requiere de fuerza para entrar. Hay que considerar también que esta parte de la anatomía está constantemente contaminada por heces.

La mucosa rectal es frágil y absorbente, por lo mismo, es sumamente sensible a las infecciones. La mucosa absorbe las sustancias que entran por el recto (esta es la razón de ser de los supositorios, por ejemplo). La capacidad de absorción puede aumentarse si la mucosa, hecha para proteger, se agrieta con el empuje forzado de la penetración, produciendo microheridas y sangrado. Este es terreno fértil para la propagación de todo tipo de infecciones y enfermedades de transmisión sexual (ETS) como el VIH, el virus del papiloma humano, hepatitis, herpes, gonorrea o sífilis -aun cuando no haya eyaculación, hay intercambio de fluidos-.  

Además de ETS, hay otro tipo de contagio que a veces no se toma en cuenta. En el recto y el ano hay restos de materia fecal. Si estos desechos entran en contacto con el pene o con la boca sin usar protección, es altamente probable la propagación de parásitos como la bacteria E. Coli, amebas o Giardia, que infecta el intestino delgado y se manifiesta con fuertes diarreas.

Consejos para practicar sexo anal con seguridad

  • La higiene antes y después. Ya hablamos de los peligros de practicar sexo anal sin las medidas de limpieza y sin protección, pero vale la pena explicarlo más a detalle. 

Es imprescindible el máximo nivel de aseo en el recto y el ano antes de cualquier contacto. Puede hacerse con enemas y/o duchas; el vaciado previo del intestino y la eliminación de restos de materia fecal, evitará sorpresas desagradables que pueden ocurrir al estimular esta zona. Tú entiendes.  

El enema es una técnica a través de la cual se introducen líquidos al recto a través del ano. No hay jabón ni químicos que puedan dañar la mucosa, hay soluciones especiales para eso, se trata sólo de limpiar el recto y el colon. Existen instrumentos especiales (kits) que puedes adquirir en cualquier farmacia. Una vez usados, se desechan. 

Junto con la solución y/o el agua, se expulsará lo que quede de heces, así que ten cuidado dónde llevas a cabo tu limpieza.

Una recomendación importante es no realizar con demasiada frecuencia estos lavados, ya que la mucosa del recto puede afectarse y dejarte desprotegido contra la transmisión de ETS o bacterias. Procura seguir las instrucciones que vienen en el empaque, hacerlo con suavidad y no aplicar demasiada presión tanto al introducir el dispositivo como al soltar el chorro de líquido. 

Eso en cuanto al ano y el recto. Pero recuerda que también es importante lavar el pene, los dedos o bien, los juguetes sexuales en caso de que los haya. 

Una vez concluida la penetración anal, bajo ninguna circunstancia introduzcas el pene, dedos, boca o juguetes en otro lado, llámese vagina o cavidad oral. Debes lavar todo perfectamente, de lo contrario, llevarás las bacterias anales a otras partes del cuerpo, tuyos o de tu pareja.

Lava todo antes y después. 

Y lo que nunca debes olvidar: JAMÁS SIN PRESERVATIVO.

  • Lubricación. El ano y el recto no generan lubricación natural que facilite las relaciones sexuales como la vagina. No basta con el líquido seminal previo a la eyaculación; tampoco la saliva es suficiente, ya que se evapora muy rápido. Debes recordar que los músculos de esta zona no son tan elásticos e impiden la dilatación, es decir, su función es contraerse, no expandirse. Esto puede provocar heridas y desgarros.

Para practicar sexo anal, siempre se debe usar lubricante que ayude a la penetración. Se recomiendan los lubricantes a base de agua, que no afectan la calidad del preservativo. Ponte el lubricante antes de la penetración tanto en el pene erecto o juguete sexual como en el ano y en el preservativo (por fuera de éste). Actualmente están disponibles en el mercado una gran variedad de lubricantes; los hay con efectos anestésicos que disminuyen el dolor al momento de la penetración o incluso con aceite de CBD (componente del cannabis). 

Para sexo oral-anal o anilingus, 

se recomienda usar un campo de látex.

  • Distensión. Si es la primera vez que vas a realizar este tipo de práctica, ten en cuenta que tu ano no está preparado para eso, está muy cerrado, por lo que se debe estimular para que se vaya distendiendo poco a poco.

La relajación de la musculatura anal se hace lentamente. Se recomienda introducir un dedo o la punta del pene o juguete sexual, para ir ensanchando el ano de manera paulatina y progresiva. Será muy importante que vayas preguntando a la pareja cómo se siente. Si notan que hay dolor, sangrado -aunque sea leve- o algún tipo de incomodidad, suspendan. Se trata de que ambos disfruten, nada es por la fuerza.

  • Cómo penetrar. Probablemente ya lo sepas, pero no está de más. Este tipo de práctica sexual requiere cierto “entrenamiento”.

Pueden empezar por la masturbación anal. 

La masturbación anal es la estimulación de la zona del ano con el fin de dilatar y posteriormente, intensificar el orgasmo. 

En los hombres, la masturbación anal puede ser placentera porque se toca la próstata. En el caso de las mujeres, con la masturbación también se puede estimular la vagina en la posición propicia. 

La zona anal es sensible y reacciona a las caricias con sensaciones de placer. Conviene estimular de forma suave y circular con lubricante, poco a poco se irá relajando la musculatura anal…y la persona, desde luego.

Las técnicas más utilizadas para la masturbación anal incluyen tocar el orificio anal mientras se masturban los genitales propios o de la pareja; también se puede estimular el ano de la pareja mientras se realiza el coito, esto aumentará la excitación. 

Como ya dijimos, introducir paulatinamente los dedos o el objeto ayuda a que la sensación de dolor no sea tan intensa, ya que la dilatación de los músculos será gradual.

Y aquí hay otro dato importante: las paredes intestinales no tienen tantas terminaciones nerviosas como el ano y, por lo tanto, no perciben sensaciones de dolor. Es por eso que introducir un objeto en el interior del ano y empujarlo muy profundo, puede ser peligroso. 

En ocasiones los objetos se van hacia el fondo (recuerda que estás usando lubricante) y es imposible volverlos a sacar. Nadie quiere terminar en urgencias con un problema así, ¿verdad? Además de la vergüenza, la salud se pone en peligro. Te sorprendería qué tan común es que las personas deban someterse a una cirugía para extraer el objeto que se ha introducido. 

Existen juguetes sexuales diseñados para este fin, 

así que date una vuelta por la sex shop. 

¿Qué debes saber si eres una persona de alto riesgo de VIH?

La primera medida de precaución es el uso adecuado del condón. Puedes recurrir a uno más grueso para penetración fuerte, nunca doble condón, ya que la fricción lo puede romper.

Por otro lado, para prevenir el contagio del VIH, existen tratamientos que te protegen. La PrEP o profilaxis pre exposición, son medicamentos para personas que están en riesgo de infección por el VIH, éstos les ayudan a prevenir contraer el virus por contacto sexual o consumo de drogas inyectables.

  1. PrEP: tratamiento indicado para personas VIH negativas con un riesgo alto de contagio. El riesgo puede reducirse hasta un 90%. De cualquier forma, es obligatorio el uso de condón.
  2. Profilaxis post exposición (PEP): es para situaciones de emergencia, como la “pastilla del día siguiente”. Se debe tomar dentro de las 72 horas posteriores al contacto sexual. En este tratamiento se toman antirretrovirales para prevenir una infección después de una posible exposición al virus.
  3. Terapia antirretroviral (TARV): cuando se tiene la infección, este tratamiento reduce la presencia del virus en la sangre. Puede disminuir hasta 96% el riesgo de contagio a una pareja VIH negativa. 

Cuando se trata de sexo, todas las personas tenemos derecho a ampliar nuestros horizontes eróticos siempre que sea consensuado. Ahora que conoces qué enfermedades puede causar el sexo anal y los consejos para practicarlo con seguridad, cuídate, cuida a tu pareja y mantente informado.

¡Hasta pronto!

Artículo avalado por Héctor Corredor, Médico Cirujano especialista en Urología con Maestría en Sexología Clínica, Director médico internacional en Boston Medical Group.

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